Entrevista a Paloma Infante

Para Paloma Infante, coordinadora Pro Bono de Carey y Cía, el trabajo que realiza en el estudio es tan importante como brindar asesoría legal de forma gratuita, por lo que la Fundación la reconoció este año.

Por descarte entró a estudiar Derecho en la Universidad de Chile. El sueño de Paloma Infante era estudiar Antropología en la misma casa de estudios, pero un alza sorpresiva en el puntaje de corte eliminó esa opción. Decidida a cumplir con su meta, entró a Derecho, pero siempre pensando en cambiarse por dentro. No se imaginaba que en primer año se iba a enamorar de esta carrera. “Entré con cero expectativas y ahora doy gracias de lo que pasó, porque adoro mi carrera. Igual di la PAA ese año para cambiar me, pero ya me había enganchado. Era totalmente distinto a lo que yo me imaginaba. Pensaba que era algo formal, árido, con mucha memoria. Sin embargo, te encuentras con gente que tiene muchas inquietudes humanistas y se generan espacios de discusión y reflexión muy ricos”. En tercero, empezó a especializarse en Derecho Ambiental (la Universidad de Chile no entrega menciones pero los alumnos tienen la posibilidad de escoger sus ramos optativos en un área determinada). “Me gustó, porque salía un poco de la formalidad del abogado. Tienes contacto con los proyectos y la gente, y hay mucho trabajo en terreno”. Cuando egresó, con distinción máxima estuvo un par de meses viviendo en San Francisco, Estados Unidos, para aprender inglés. “Fue una experiencia increíble. Hay que aperrar, porque estás sola. Eso te hace abrir la mente”. Estaba feliz en eso, cuando la llamó una amiga para decirle que se había abierto una oferta de trabajo en el estudio Carey, uno de los más importantes y prestigiosos del país.


En 2006 comenzó a trabajar y ya en 2008 se había convertido en la coordinadora Pro Bono, una tarea extra que consiste en analizar las necesidades legales que canaliza la Fundación Pro Bono, decidir cuáles son compatibles con el área de acción de Carey, y luego convencer a sus colegas para que dediquen horas de su tiempo a prestar ayuda legal de manera totalmente gratuita. Este año fue reconocida por Fundación Pro Bono por su labor. “Pienso que es lo mínimo hacer trabajo P ro Bono. Este reconocimiento de la Fundación es muy importante para mí, creo que se destacaron el entusiasmo y la energía. Es algo en lo que quiero seguir por mucho tiempo”, dice con orgullo.


Ficha Personal de Paloma Infante:

1. Estudios: Derecho, Universidad de Chile 2. Edad: 28 años
3.Última película que vio en el cine: "Turistas"
4. Próximas vacaciones: "Quizá Brasil"
5. Último concierto al que fue: Depeche Mode
6. Pasatiempos: Yoga, trote

Escrito por la periodista Catalina Correia Fuente: El Mercurio, Alternativas Académicas Año 28 / N° 8 / Diciembre de 2009

Nota: Si quieres saber más acerca de la Fundación Pro Bono, te invitamos a leer el siguiente artículo publicado por el Centro de Alumnos en la sección de noticias:http://derecho2010-noticias.blogspot.com/2009/12/el-compromiso-de-los-abogados-con-la.html

Claus Roxin en Chile (I parte)

Doctor Honoris Causa


El abogado alemán, considerado el jurista más importante de la actualidad, pasó a formar parte del Claustro de Honor de nuestra Universidad en una ceremonia realizada en el Campus Los Castaños de Viña del Mar
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En una solemne ceremonia encabezada por el Rector de nuestra Universidad, profesor Rolando Kelly, el jueves 24 de septiembre de 2009, y ante todo el Claustro Académico, Claus Roxin fue investido con el grado Honoris Causa por primera vez en Chile.
En su discurso inicial como padrino del homenajeado, el nuevo Decano de la Facultad de Derecho, Gonzalo Cordero, manifestó “es para mi un honor inmenso presentar al profesor Claus Roxin para su investidura Honoris Causa por la Universidad Andrés Bello, porque sin exagerar, es considerado uno de los juristas más importantes del mundo. Forma parte de un reducido grupo de científicos del Derecho, en el que colegas a lo largo y ancho del planeta, coincidiríamos en incluirle como uno de los que más ha marcado la evolución teórica y jurisprudencial de numerosos países”.


En su presentación Gonzalo Cordero realizó un recorrido por la trayectoria académica de Claus Roxin, que incluye la autoría de más de 30 textos, el desarrollo de unos 200 artículos y la colaboración de innumerables trabajos que han revolucionado el Derecho Penal, el Derecho Procesal Penal y a la Política Criminal.

Así, expuestas las vastas razones que hicieron a Claus Roxin merecedor de ser incluido en el Claustro de Honor de nuestra Casa de Estudios, el Rector y su padrino, procedieron a investir al homenajeado con la entrega del título que acredita la investidura; el birrete, distintivo de la milenaria institución universitaria; el anillo para sellar los dictámenes de su alta investidura y los guantes blancos como “símbolo de la prudencia, la honra y la fuerza que deben siempre conservar sus manos, en el ejercicio de su magisterio”, expresó el Rector Kelly.



La ceremonia continuó con la intervención de Claus Roxin, que agradeció la investidura he hizo una breve reseña de su relación con nuestro país y sus visitas anteriores en tres periodos importantes de la historia de Chile. Luego, en su discurso de ingreso al Claustro Académico, expuso sobre la Teoría del Fin de la Pena en la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional Alemán, la que, basada en tres postulados -el fin exclusivamente preventivo de la pena, la renuncia a toda retribución y el principio de culpabilidad como medio de limitación de la intervención-, ha influido decisivamente el desarrollo de la Ciencia Penal contemporánea.


Roxin, aseguró que “la lucha efectiva contra la criminalidad con una protección igualmente eficaz de las libertades públicas de los ciudadanos debe ser planteada y resuelta, siempre de nuevo en función de las cambiantes circunstancias históricas y sociales”. Para ello explicó que el trabajo intelectual del penalista no debe servir sólo al objetivo de idear nuevas penas, sino que continuamente también tratar de impedir, en lo posible, y manteniendo una garantía estable de seguridad, la medida radical de la pena para sustituirla por instrumentos de encauzamiento social menos enérgico.

Una vez finalizado el discurso, el Rector tomó juramento de la promesa de fidelidad académica del nuevo Doctor Honoris Causa quien con energía y entusiasmo dijo “así lo juro y así lo quiero”. Posteriormente procedió a firmar el Libro de Oro que conserva los compromisos de los anteriores homenajeados por nuestra Universidad y recibió la medalla de su grado. Así el jurista alemán Claus Roxin, pasó a ser el duodécimo académico en recibir el grado Doctor Honoris Causa de la Universidad Andrés Bello.

Nota: Este artículo fue publicado el 25 de septiembre de 2009 en la página web Honoris Causa Unab

Claus Roxin en Chile (II parte)

El renombrado penalista alemán rechaza endurecer las penas para combatir la reincidencia y recomienda adoptar medidas de terapia social. Además, descarta la existencia de una legislación penal específica para pueblos originarios, ya que la considera "discriminatoria".

La Universidad Andrés Bello estaba repleta de gente pidiendo autógrafos. Pero no eran fans de algún artista o figura de la farándula. Eran abogados, todos especialistas en derecho penal, que el martes por la mañana esperaban pacientemente que una leyenda del derecho les firmara uno de sus libros.

¿Quién es la persona capaz de causar tal expectación entre los abogados? Nada menos que uno de los penalistas vivos más influyentes del mundo -y, según algunos especialistas, uno de los tres más trascendentes de la historia-, el alemán Claus Roxin.

Este abogado de 78 años -que posee 18 doctorados Honoris Causa- es autor de muchas de las teorías más importantes del área y sus enseñanzas son citadas en fallos de tribunales de todo el mundo, incluida la Corte Suprema de Chile, país con el que tiene una estrecha relación e incluso amigos, como Alfredo Etcheberry y Carlos Kunsemüller.
Estuvo esta semana en Chile invitado por la Universidad Andrés Bello para dictar dos conferencias. En medio de su agenda, habló con "El Mercurio" sobre la política criminal y la delincuencia, antes de seguir viaje hacia Torres del Paine.



-Chile tiene uno de los códigos penales más antiguos del mundo... ¿Qué es lo fundamental que debiera tener un Código Penal del siglo XXI?
-Los principios básicos debieran ser cumplir con el Estado de Derecho y profundizar en un Estado social. Esto último significa que hay que enfocar las penas hacia la resocialización. En este contexto, una de las premisas básicas que se está siguiendo en Alemania y el mundo es evitar las penas privativas de libertad en delitos menores, porque el preso sufre una serie de desventajas: se transforma en antisocial, se aleja de su familia y conoce a otros presidiarios. Hoy, el 80% de las penas en Alemania son penas de multa.

-Pero, ¿qué sucede en los casos de delitos más graves, como el crimen organizado, el terrorismo o los crímenes sexuales?
-Es que debe haber dos derechos penales. Uno menos invasivo y otro para ese tipo de crímenes. La tendencia es que, para delitos muy graves, se deben imponer penas graves de cárcel.

-¿Qué sugiere usted para lograr cambios efectivos en quienes cometen delitos y evitar la reincidencia?
-Hay muchas opciones, pero lo que no hay que hacer, aunque suele ser común en todos los países, es endurecer la pena en casos de reincidencia. La razón de esto es que el reincidente tiene una postura hostil hacia el derecho y mientras peor se le trate y más penas se le impongan, esa hostilidad va a aumentar más. Así no se puede lograr la resocialización.
Una buena opción es lo que se hace en Alemania: adoptar medidas de terapia social. Hay establecimientos donde intervienen pedagogos y psiquiatras y se busca la resocialización a través de medidas educadoras que entrenan al delincuente para que tenga una futura vida social pacífica. Los resultados son muy buenos, pues en Alemania ha habido una reducción en las cotas de criminalidad.


-En Chile ha existido un gran debate respecto de la responsabilidad penal adolescente. ¿A qué edad un joven debiera ser imputable?
-Por ejemplo, en el caso de mi país, hay un derecho penal juvenil aplicable a personas de entre 14 y 18 años. Sin embargo, el problema tiene que ver con aspectos familiares. Muchos niños son descuidados por sus padres y, por eso, en los últimos años, la criminalidad de menores ha aumentado considerablemente.
-¿Cómo cree usted que se puede resolver este debate?
-La solución no está en el derecho penal, la solución está en combatir el problema. Los gobiernos y los sistemas de ayuda social deben intervenir antes de que ocurran los delitos. Se debería ayudar consistentemente a los padres que no pueden velar por sus hijos.
-¿Cómo compatibilizar las legítimas demandas de seguridad de la ciudadanía con un discurso penal que se percibe muy centrado en el garantismo?
-Siempre la gente y los políticos exigen que los delincuentes sean tratados con toda la rudeza de la ley. Y es normal. Sin embargo, todos los especialistas recomiendan exactamente lo contrario. Hay que lograr un término medio. Más daño se hace imponiendo penas y estigmatizando a alguien de por vida. Para mí la clave es evitar los hechos antes de que pasen.
-¿Debe haber una legislación penal específica en el caso de pueblos originarios?
-No es recomendable. Todas las personas son iguales ante la ley. Un derecho así sería discriminatorio. No debe haber dos formas de ver el derecho penal. Se trata de integrar a la gente. Y una cultura separada, tratada de manera diferenciada por la justicia, no puede florecer.
-Chile está en plena campaña presidencial, ¿qué les recomendaría a los candidatos en materia de políticas de seguridad?
-En mi experiencia, los políticos siempre prometen mayores sanciones y piden un derecho penal más grave. Mi recomendación sería que no hagan eso, que no trabajen para excluir al delincuente sino para integrarlo. Una justicia así no sólo sería más humana, sino que mucho más efectiva.

Nota: Esta entrevista fue publicada por Matías Bakit R. en el diario El Mercurio el domingo 27 de septiembre de 2009